“La mayor necesidad del mundo es la de hombres. Hombres que no se vendan ni se compren. Hombres que en lo más íntimo de sus almas sean veraces y honestos. Hombres que no teman llamar al pecado por su nombre. Hombres que sus conciencias sean tan fieles al deber como la brújula al polo. Hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque los cielos se desplomen”. (Elena G. de White)